11 de diciembre de 2009

"Este casamiento fue más de lo que pensábamos"


Junto al "Turco” Naim se casaron por civil e hicieron una fiesta en Buenos Aires. luego viajaron a Brasil para la ceremonia religiosa y un ritual iemanjá en la playa. Toda la intimidad de la boda más exótica del año.
Bajo un sol primaveral, en un día extrañamente fresco de diciembre, dieron el “sí” Emilia Attias y “el Turco” Naim Sibara; fue el jueves 3 en una ceremonia simbólica en el Marinas del Norte, en San Fernando, luego de haber firmado el acta de matrimonio en el Registro Civil de Lomas de Zamora. “Emilia siempre nos tiene como ‘Casi ángeles’, esperando el próximo capítulo. ¿Es normal que te cases en Lomas de Zamora, hagas la fiesta en San Fernando y después salgas corriendo a Brasil?”, se preguntó Carlos Attias frente a 7 DÍAS cuando recién llegaba a la fiesta. “Estoy contento por mi hija. Ya tengo tres años de estar vacunado con ‘el Turco’. Igual yo soy más divertido que él”, confesó esbozando una sonrisa. Tres días después el sol abrasador de Arraial D’Ajuda, Brasil, les fue cómplice a la hora del ritual romántico que tanto añoraban. El domingo llegaron a la posada que Yemil Sibara –hermano menor de Naim– tiene en la ciudad junto a su mujer e hijos, y ultimaron los detalles de la que sería una boda muy íntima y, sobre todo, exótica. El traje que “el Turco” usó en el festejo del jueves quedó en un placard y el lunes se calzó el pantalón de lino, una remera de manga corta, ojotas, y no dudó en usar bermudas al momento de realizar la ceremonia en la playa. La presencia de la familia Attias –abrumadora durante el jueves, ante la ausencia de los Sibara– se vio opacada esta vez en Brasil. Sólo pudieron viajar la mamá de Emilia, Poupée, y una de sus hermanas, Luciana, con el marido; las también famosas Bárbara y Agustina tendrán que ver la ceremonia por fotos, porque por cuestiones laborales no pudieron decir presente. Su papá, Carlos, a último momento canceló, también por cuestiones laborales, por un leve problema de salud que lo aquejó durante el fin de semana.Tal como Naim lo había adelantado a 7 DÍAS, se trató de una ceremonia en la playa con un círculo muy íntimo de personas en el que hubo percusión y un momento en el que su gente querida escribió deseos de felicidad y prosperidad para la pareja. “Mi familia no es creyente de una religión africana, nada de lo que se dice por ahí. No es que seamos creyentes del umbanda, sino que se estila en Brasil, cuando las parejas se casan, por una cuestión de buen augurio, hacer un ritual simbólico”, se encargó de explicar. Y así fue. Por la mañana se casaron en la Iglesia Nossa Senhora da Ajuda, una construcción que data de 1549, de una misión jesuítica que recibió la primera peregrinación de Brasil. Y por la tarde se arrodillaron en la arena frente al mar para darle una ofrenda a Iemanjá. Al revés de las parejas tradicionales, el que vistió blanco esta vez fue él y no la novia como se estila acá. Con pantalón y remera blanca se casó Naim –siguiendo las reglas del rito que venera a la diosa del Mar–, mientras ella optó por una pollera larga hasta el piso color crudo con un top y una túnica transparente. Aunque antes de viajar, a muchos les sorprendió la metodología del casamiento, allá es un ritual muy común en las bodas, arrojando rosas blancas al mar y deseos de felicidad. Aunque pronto tendrán que viajar a Carlos Paz por el estreno teatral de Naim, el reciente matrimonio se quedará unos días más en Brasil. En el complejo de posadas que tiene su hermano Yemil, “el Turco” es propietario de una, allí se quedarán a descansar todo el tiempo que sus compromisos lo permitan.
LA BODA PREVIA A LA BODA. Aunque están separados hace muchos años, Carlos y Poupée coinciden en la percepción que ambos tienen de su hija menor: “Emilia es algo especial, muchas veces se ha destacado por ser original y diferente, y lo fue al elegir al hombre de su vida. Ellos entienden eso y están muy bien, así que yo estoy súper contenta”, dijo a 7 DÍAS la mamá de la novia durante el festejo en San Fernando. Pasado el mediodía del jueves llegaron en el Audi que manejaba el humorista de Tinelli, mostrando la libreta y las sonrisas que eran imposibles de disimular. A los 15 minutos, se acercaron a la puerta para atender a la prensa y hasta algún fanático que, cámara en mano, se acercó para ver a “Paz” en vivo y en directo, casualmente en el mismo día en que se casaba con “Camilo” en “Casi ángeles”. “¿Nos sacás una foto?”, le dijo el adolescente al flamante marido, y él, trajeado y todo, se puso a fotografiar a su esposa con el joven fan. Un enterito transparente de Ana Livni –también en color crudo, como el que usó en Brasil– dejaba entrever las curvas de la novia; los zapatos de Lucila Iotti y algunos accesorios que ella misma eligió, completaban el outfit. Su marido bromeaba con estar vestido de “Chato Prada”, aunque los zapatos confesaban ser de la marca original. Pero a la noche ella se cambió y lució un vestido negro corto con zapatos rojos, acorde a la onda rockera que se apoderó de la fiesta de la mano del Zorrito Von Quintiero y su banda, entre otras.“Fue tan lindo, vinieron tantos amigos, tocaron bandas conocidas, ¡tocó Vox Dei!”, dijo entusiasmado “el Turco” casi llegando el final de la fiesta. “Somos muy felices, esto fue más de lo que soñamos”, completó Emilia; de la emoción se pisaban al hablar, y si mantenían la mirada fija en el otro, sin dudarlo se daban un beso. La celebración resultó como lo deseaban, pero tuvieron varias piedras en el camino. Primero festejarían en una casona en el Tigre, pero entre la cantidad de gente y el clima inestable, tuvieron que buscar otro lugar apenas unos días antes. La noche anterior tenían confirmado otro salón, pero que a pocas horas antes del festejo les pidieron el doble de dinero. “A una novia no se le hace eso”, se quejó Emilia. No obstante, todo salió como querían. Hicieron los papeles correspondientes para poder casarse en otro país, eligieron la iglesia, la playa, y sacaron los pasajes. “El casamiento allá va a ser hermoso, con una ceremonia en la playa, nuestra gente más íntima deseándonos cosas lindas para nuestra pareja”, soñaba Emilia el jueves. Y así fue. Con el mar de testigo, ellos dieron fin a las celebraciones de su matrimonio y comienzo al primer capítulo del libro del resto de sus vidas juntos.

No hay comentarios: