20 de septiembre de 2008

"Mi papá fue un tipo un poco violento" Emilia [Paparazzi 06-07-06]

"Mi papá fue un tipo un poco violento"

Deslumbra en Inolvidable, una historia de humor, la revista de Miguel Angel Cherutti. Y ahora también se luce en ShowMatch, en la segunda parte de Bailando por un sueño. Pero detrás de su belleza, sus encantos y sus jóvenes 19 años, se esconde una mujer valiente que se atreve a contar una historia difícil

"Si alguna vez me toca llorar no quiero que nadie me tenga lástima, porque es un destino que me toca vivir". Emilia Attias no dice las cosas por decir. Y sus palabras iniciales, que alguien podría pasar por alto, tomarán importancia con el correr de la entrevista. Allí donde la morocha, tan acostumbrada a exponer su cuerpo, exhibirá su alma. Sin anestesia. Sin arrepentimientos. Y será, al fin, una Emilia auténtica. En cuerpo y alma.

–¿Por qué te involucraste con la kabalah?
Cuando arrancamos los ensayos con Reina Reech, ella había estudiado mucho, y teníamos charlas muy profundas. Le pregunté cómo podía hacer para investigar más sobre el tema, y me prestó varios libros. Después me anoté en el curso que estoy haciendo ahora.

–¿Con qué tienen que ver esos conceptos?
Se basa en enseñar a ser espiritual en medio del caos. Te muestra que no se necesita irse al medio de la montaña para tener paz. Y que hay que aprender a tomar las oportunidades feas como oportunidades para aprender.

–¿La kabalah te ayudó a mantener los pies sobre la tierra?
Sí. Me ayudó a ver que no hay ninguna cima, sino que la única cima está dentro de uno. Saber que todo lo que me pueda pasar no deba afectarme, sino darme la fuerza para seguir adelante.

–¿No es mucho para una chica tan joven?
Soy consciente de que no es común que una chica que está sobre los escenarios como vedette hable de estas cosas. Es difícil ser espiritual en un mundo que es tan poco espiritual. No me siento identificada con la mayoría de las cosas que pasan en el mundo, pero no por eso me voy a resentir, y volverme una ermitaña con mi espiritualidad. La kabalah enseña a convivir con todo para crecer espiritualmente.

–¿No te da temor de que la gente se burle?
Hablar de temas espirituales es exponer el alma, y cuando uno lo hace público existe la posibilidad de que la gente se burle. Soy muy transparente y no me gusta ocultar mi manera de pensar. No me afecta la respuesta del otro.

–¿Y ahora vivís mejor?
Me ayudó a no hacerme cargo de aquellas cosas por las que no tengo por qué hacerme cargo.

–¿Tu vida espiritual choca con tu rol de chica sexy?
La kabalah dice que uno puede desear lo que quiera. No está mal complacerse, pero sí castigarse.

–Es difícil ver al ser espiritual detrás del cuerpo imponente que tenés…
Pero soy un ser espiritual. Deseo un montón de cosas en la vida, pero para poder compartirlas, porque me sentiría muy sola si logro todo para mí. No nací para estar sola, pero tampoco para aferrarme a cosas que son movibles y se pueden ir.

–¿Y tu seguridad no espanta a los hombres?
Atemoriza porque el argentino es una persona muy machista. Ese es un conflicto porque yo también soy machista. Y también quiero que los hombres lleven los pantalones. Debe ser por eso que me cuesta conseguir pareja. Soy una chica que se angustia, que extraña, llora y necesita; pero trato de que eso no me desestabilice. Soy demasiado sensible, pero trato de manejarlo.

–No aparentás ser sensible…
Sé que, aunque sufra, siempre voy a salir adelante. Por eso parezco segura. Al tener tanto caudal emocional necesito volcarlo en algún lugar. Por ser una mujer machista, necesito de un hombre que tenga su costado vulnerable para volcar todas mis emociones. Pero debe tener sustento para sostenerme, y bancarse mi carrera y mi espiritualidad. Me gusta que me cuiden, me defiendan y me valoren. Lo único que cambiaría en el hombre machista es que, muchas veces, cree que es poco hombre si llora; quiero que se permita caer y recurra a mí.

–Es raro que nunca te descubrieran un novio.
Trato de manejarme inteligentemente para que no lo descubran. No me gustan las presentaciones, el levante en un boliche no me va. Creo tanto en el amor que no lo busco, estoy esperando que algo me mueva.

–¿Cómo sos cuando te enamorás?
Me pasó sólo dos veces. Y ahí entrego todo, soy incondicional. Mis pilas y mi energía se van para arriba. Me creo capaz de dar amor a todo el mundo, me convierto en luz caminando.

–¿En ningún momento flaqueás?
El amor me da fuerzas, energía, pero convivo con temores por el miedo a que se acabe. Me gusta llorar porque me hace sentir viva. Por lo general, lloro de nostalgia y melancolía.

–Vos vedette y tu papá militar, ¿fue un tema complicado?
Cuando empecé a trabajar en esto, mis padres ya se habían separado.

–¿Afectó mucho tu vida la separación de tus padres?
Fue un golpe fuerte. Mi personalidad tiene que ver con esa esencia, y con que me crié sola con mi mamá. Ellos se separaron cuando yo tenía seis años, y mi papá no estuvo muy presente durante mi crianza. Tuve un ejemplo de madre increíble, que tomó una decisión con muchas agallas, y se separó de mi papá cuando todos los hermanos éramos muy chiquititos y atravesábamos una situación económica muy difícil. Mi papá fue un tipo un poco violento, y por eso se separaron.

A esta altura, queda claro que la entrevista tiene mucho de confesión. Conmovida, Emilia no consigue contener el llanto. Pero no esconde sus lágrimas. Y, con valentía, espera la próxima pregunta.

–¿Por eso tuviste que empezar a trabajar?
Tuve mi primer trabajo a los 13 años, y le sirvió a mi familia porque necesitábamos plata. Veía cosas muy violentas: drogas, sexo animal, propuestas indecentes, violencia. Me tuve que manejar sola porque mi mamá no me podía acompañar, y ahí empecé a ser muy espiritual.

–¿Cuesta olvidar esa etapa?
–Soy una persona cero resentida. Antes me dolía que mi padre no entendiera que estaba creciendo, y por eso vivíamos en conflicto. Yo los perdono. Y espero que el ejemplo de vida de mis papás me sirva para aprender a no equivocarme con mis hijos como ellos lo hicieron.

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